Sara Lovera, enviada de CIMAC
Lima, Perú, 6 de febrero
Las mujeres organizadas de América Latina necesitan seguir acumulando
fuerza autónoma para evitar que los adelantos conseguidos en los
últimos años desaparezcan o se detengan advirtió aquí
Virginia Guzmán, del Centro de Estudios de la Mujer de Chile al
desmitificar la operación y funcionamiento de los organismos oficiales
y estatales de la mujer.
Afirmó que es lógico que esas oficinas respondan a la
política general de cada estado y no deben verse como los espacios
“ideales “ del movimiento.
Durante el segundo día de trabajos de las ONG que han dado seguimiento
a los acuerdos de Beijing firmados en 1995 por 184 gobiernos, la
experta afirmó que el balance es todavía magro, sobre todo
si se piensa en una agenda de género. Dijo que en lo inmediato el
movimiento tiene que renovar estrategias y nuevos sentidos a su accionar.
Por ejemplo: es necesario continuar creando cultura - asaltar los
medios de comunicación de masas -; necesita negociar en espacios
mixtos el tema de los recursos para las oficinas de la mujer y ver en la
globalización de la economía cuáles son las oportunidades
para las mujeres.
Criticó la tendencia del movimiento y de muchas de las funcionarias
que han llegado a las oficinas de la mujer, de considerarse autoreferencias
para analizar las políticas o medir avances, cuando lo que importa
son las mujeres de la población y sus necesidades. Es más
el tema de las mujeres, si sólo se circunscribe a estos espacios
oficiales o de poder, podría convertirse en un espacio burocrático
y anacrónico, o en zona de control de unas cuantas mujeres.
En cambio la agenda de las mujeres que impulsa o debe impulsar el movimiento
feminista debe ubicarse en el terreno de la sociedad civil, como vigilante
y promotora de los avances, sin contaminar su misión.
Propuso, en una larga reflexión de la agenda de las mujeres
en el nuevo milenio, que se luche por legitimar espacios de interlocusión,
de diálogo y de presión, de modo que en ese proceso el movimiento
gane aliados en distintos campos quienes pueden adoptar la agenda
de género a distintas realidades, con distintas estrategias y caminos
de negociación. Como ejemplo mencionó el papel de las y los
legisladores, de los medios de comunicación, y de los grupos emergentes.
Se trata de crear fuerza política para dar respuesta a un momento
de cambios vertiginosos y de recambio en las esferas de poder. Desde
la sociedad civil es como se puede asegurar , por ejemplo, que las oficinas
de la mujer permanezcan y se vayan institucionalizando en función
de la agenda de la sociedad; o bien que se encuentren normas adecuadas
que protejan el trabamo de millones de obreras de las empresas maquiladoras,
para en parte se salve la protección laboral que la globalización
ha desmantelado.