cárcel para el genocida Ríos Montt:
una victoria contra la impunidad y POR la justicia universal
13 de Mayo de 2013
Por katerina Anfossi/ Radio Internacional Feminista
El pasado viernes 10 de mayo, el dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt, de 86 años, fue condenado a 80 años de cárcel, por los delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad, ocurridos entre marzo de 1982 y agosto 1983. Sus crímenes acabaron con la vida de unas 1771 personas (mil setecientas setenta y una) cuyos cuerpos fueron encontrados, de las cuales 232 fueron identificadas, determinándose que 88 de ellas fueron menores de edad.
La sentencia reconoce que durante el gobierno de facto, Ríos Montt ordenó y dirigió una política de exterminio contra los indígenas mayas-ixiles, la cual fue ejecutada por el ejército de Guatemala, sus fuerzas especiales y estructuras militarizadas como las patrullas de autodefensa civil. (Para conocer la sentencia completa)
Entre 1982 y 1983, Efraín Ríos Montt intensificó la estrategia de tierra arrasada, que incluía masacres, ejecuciones, tortura y violaciones sexuales. Se calcula que en las zonas del altiplano más afectadas por el conflicto interno, la política de tierra arrasada desplazó hasta un 80% de la población.
En 1979, a la edad de 15 años, Yolanda Aguilar fue secuestrada y torturada por soldados del ejército guatemalteco. Actualmente es antropóloga y coautora del Informe de Recuperación de la Memoria Histórica, capítulo “De la violencia a la afirmación de las mujeres”, se refiere a la importancia de la condena de Ríos Montt:
“Quisiera decir que lo que más profundamente alegra mi corazón es que por demasiados años este país, esta sociedad y creo que hasta las propias personas que fueron víctimas y han sobrevivido, pensaron que con dificultad podrían ver en el transcurso de sus vidas algún acto significativo de justicia, yo me incluyo por supuesto, sin embargo, aunque es tan solo un acto de justicia legal, lo simbólico del asunto cala al fondo de nuestros corazones, al fondo de los ánimos de las mujeres y hombres que durante generaciones y generaciones solo habíamos conocido la parte dolorosa de la historia.
Lo que anunció tan universalmente la cosmovisión maya como el nuevo ciclo de la humanidad, el nuevo baqtun se ha ido forjando en la confianza que necesitamos ir construyendo, de que las cosas van cambiando, porque ya no podemos seguir en los niveles de crueldad, autodestrucción y violencia que hasta ahora se han desarrollado en la humanidad”.
Muchas son las organizaciones sociales, de derechos humanos, de víctimas y sobrevivientes que contribuyeron a lograr este fallo, sea al demandar justicia, investigar, documentar los casos, dar testimonio o encontrar pruebas que demostraran que los crímenes contra las poblaciones indígenas mayas-ixiles constituían delitos de lesa humanidad y de genocidio ordenados desde cúpula política encabezada por Ríos Montt.
Para Yolanda Aguilar, la condena de Ríos Montt es un logro colectivo para el pueblo guatemalteco:
“Así como compartimos por mucho tiempo los niveles de dolor de este pueblo, ahora compartimos el sentido de satisfacción por el deber cumplido, de ser el primer país en el mundo que logra una condena como la que se dio desde el interior del país. Miles de mujeres y hombres somos los responsables de ello, porque hemos trabajado por recuperar la memoria histórica. Ha valido la pena.”
30 años para romper la impunidad y demostrar la responsabilidad de los perpetradores
Entre el 19 de marzo hasta el 10 de mayo del 2013, el tribunal escuchó los testimonios de decenas de hombres y mujeres que narraron tanto las violaciones sexuales masivas de las que fueron víctimas las mujeres y niñas, así como las muertes, desapariciones forzadas, secuestros, desplazamientos forzados, y saqueos de sus comunidades, cometidos por soldados del ejército de Guatemala.
Durante el tiempo en que Ríos Montt estuvo en el poder, se registraron algunas de las masacres más atroces ocurridas en el contexto de la guerra civil guatemalteca que duró 36 años.
Ríos Montt fue hallado culpable de 15 masacres, entre ellas la ocurrida en la aldea Las Dos Erres ubicada en el Departamento de la Libertad en el Petén. Durante los días 6, 7 y 8 de diciembre de 1982, los militares y fuerzas especiales de la armada guatemalteca arrasaron con la aldea, torturando, violando y asesinando a toda la comunidad, con excepción de un niño que logró huir. La evidencia obtenida en una de las fosas comunes (El Pozo) señala la extrema crueldad con que fueron asesinadas las 162 personas. Entre ellas 67 eran niños y niñas menores de 12 años, con una edad media de 7 años. (Comisión para el Esclarecimiento Histórico, Amnistía Internacional 1995, FAMDEGUA 2007)
Memorias del Silencio
El informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), registra al menos 669 matanzas, más de 180.000 muertos y más de 45.000 desaparecidos a través de la desaparición forzada durante los 36 años que duró el conflicto. Los militares y paramilitares, según apreciaciones de la ONU, habrían cometido el 90% de los crímenes, ejecutando cerca de 6.000 asesinatos por año, de los cuales el 98% han quedado en la impunidad. Así también el informe señala que entre las personas desaparecidas cerca de 5000 (11%) serían niños y niñas cuyo destino se desconoce.
Ana Silvia Monzón, sociologa y comunicadora feminista considera que la sentencia constituye una ventana abierta, una pequeña luz en el país de la impunidad, del racismo y el machismo.
"Es un acto que restituye la dignidad a miles de mujeres, hombres, niñas, niños, ancianas y ancianos que padecieron una represión inhumana y actos atroces. Es una esperanza para quienes no olvidan, para quienes mantienen viva la memoria de cada persona agraviada. Es una inspiración para renovar fuerzas, para unir esfuerzos. Para que esta historia no se repita".
"Personalmente, escuchar a las/los declarantes ixiles fue desgarrador, aún cuando los he leído, y estudiado...nada fue comparable a escuchar sus voces que hacían eco al dolor por la pérdida de sus padres y madres, hijos e hijas, hermanos y hermanas, abuelos y abuelas. En ese recinto frío, impersonal hubo un encuentro humano amenazado por las fuerzas oscuras que recurren al poder, al cinismo, a tecnicismo y marañas legales para justificar lo injustificable, negar lo innegable".
Guatemala es el país centroamericano donde se registran al menos 200.000 muertes ocurridas durante los 36 años que duró el conflicto armado (1960-1996) que culminó con los acuerdos de paz. Al respecto, Ana Silvia Monzón espera que la sentencia multiplique las voces de las víctimas y sobrevivientes de una guerra atroz.
"Como madre quiero saber que pasó, quiero saber si mis hijas sobrevivieron, si fueron recibidas en familias amorosas que las cuidaron y protegieron. Si no sobrevivieron quiero saber donde están sus cuerpos, en que cementerio clandestino las enterraron, quiero recuperar sus cuerpos, porque vivir sin saber es la peor tortura que puede existir. Yo busco la justicia, no puedo imaginarme que estas personas, los responsables, viven su vida como si nada ocurrió, sabiendo que destruyeron las vidas de tantas personas. No busco venganza, busco justicia, porque el crímen que cometieron es un crimen que no puede pasar sin que se haga justicia y sin conocer la verdad". Testimonio de Adriana Portillo dado a RIF en 2004.
Efraín Ríos Montt será recordado por las atrocidades cometidas contra su pueblo y por ser el primer latinoamericano sentenciado por genocidio y crímenes de lesa humanidad. Fuera del continente, la Corte Penal Internacional sentenció a Thomas Lubanga Dyilo acusado de reclutar y alistar a niños soldados en la República Democrática del Congo (RDC).
También al serbio-bosnio, Radovan Karadži presidente entre 1992-1996 de la República Srpska (Bosnia-Herzegovina), responsable del cerco a Sarajevo por 40 meses y la masacre de Srebrenica, donde 8 mil musulmanes fueron asesinadas en 1995. No puede omitirse tampoco al ex presidente de la antigua Yugoslavia Slobodan Milošević, uno de los mayores instigadores y ejecutores del genocidio étnico ocurrido en los Balcanes.
Para otros genocidas, será la memoria histórica de los pueblos quienes sostengan la condena ética contra Augusto Pinochet (1973-1990) en Chile, Domingo Monterrosa, coronel del Batallón Atlacatl en El Salvador, formado en la Escuela de las Américas, responsable del asesinato de más de 1000 campesinos en 1981 y de una de las matanzas más terribles del Caserío El Mozote, en el Departamento de Morazán.
Tampoco lo ocurrido en Haití, entre 1957 y 1986, donde se estima que fueron asesinados por la dictadura de Francois Duvalier y Jean Claude Duvalier (padre e hijo) entre 20 mil a 30 mil civiles haitianos, principalmente a manos de fuerzas paramilitares conocidas como Tonton Macoute, entre otros tantos que han pasado por la historia del continente.
Sin embargo, las atrocidades cometidas por estos genocidas no restan responsabilidad a otros tantos que amparados en el "deber de obediencia", en el poder militar y mediático, lideran gobiernos, justifican guerras e invasiones, alcanzando con sus operaciones militares acciones criminales que arrebatan la vida de civiles, arrasan con aldeas, pueblos y ciudades, destruyen el patrimonio cultural, los recursos naturales, las fuentes de agua y de cultivo y cualquier infraestructura que permite la sostenibilidad comunitaria. Habrá que esperar cual será el camino que la justicia les depara y si el fin de la impunidad es una realidad posible de alcanzar.
Para conocer todo el proceso y la sentencia completa
Fotografías de Radio Feminista, www.tercerainformacion.es , www.noticias.com.gt y www.elciudadano.cl
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