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Marisela, tu sueño es el nuestro

Por: María Suárez Toro
17 de Enero 2011

Te acostabas a dormir cada noche esperando ansiosa la pesadilla, reconstruyéndola, para ver si el sueño te consolaba más de lo que te engañó el Estado. Lo dijiste unas semanas antes de tu propia muerte: “Me duermo queriendo que el sueño me diga en la noche que lo que vivo en el día es una pesadilla nada más.”

La fuerza del amor se había llevado a tu hija Rubi Marisol Frayre Escobedo - tan joven y llena de vida - a vivir con su agresor. Con él tuvo una niña a sus escasos 6 años de edad. Ese año, el 2008 Sergio Barraza le segó la vida en el 2008 delante de su hija de 6 meses de nacida.

Marisela, esperabas la pesadilla para que el sueño borrara lo que diariamente te presentaba la vida.

No es solamente que la asesinó vilmente por nada, y que lo hizo frente a su hija, sino que la sociedad entera le dio la espalda restándole importancia a sus acciones.   También te la negaron a ti y a tu hijo Juan Manuel Frayre Escobedo, las autoridades de Estados Unidos cuando en diciembre del 2010  en lugar de darles asilo, los agarraron presos.

Te han dicho, Marisela, que en Juárez y en todo México puede haber paz, si el Estado asume su responsabilidad frente a la violencia contra las mujeres.

También te dijeron que podía haber justicia si presentabas las pruebas.  Las presentaste, pero el estado también estuvo con el agresor contra a la vida de tu hija y te dejó sola frente a las amenazas contra la tuya.

Marisela, esperabas la pesadilla para que el sueño borrara lo que diariamente te presentaba la vida. Despertabas cada mañana a la verdadera pesadilla de todos los días,

Despertaste cada mañana hasta que a ti misma te cegaron la vida. Te ejecutaron mediante un tiro en la cabeza el pasado 16 de diciembre 2009, cuando protestabas a las puertas del Palacio de Gobierno en la capital de Chihuahua.

Exigías justicia por el crimen de su hija Rubí. Ante la complacencia de las autoridades, habías optado por investigar el caso tú misma hasta lograr que el  criminal confesara el crimen. No fue suficiente para los jueces y lo liberaron.

No te diste por vencida. Un  tribunal de casación lo consideró culpable y lo sentenció. Tardó tanto que para ese momento ya se encontraba prófugo. Lo buscaste mediante sus propios recursos, entre ellos una marcha, desnuda, con pancartas y volantes que pedían a la población datos sobre el paradero del asesino. Lo lograste ubicar en Fresnillo, Zacatecas, pero al no recibir apoyo de las autoridades, logró escapar una vez más.

¿Hasta cuando vamos a seguir nosotros viviendo en tu pesadilla? Hasta cuando México lindo y querido, hasta cuando aceptando la violencia?

Marisela, te declaro: ya yo no sé qué hacer frente a esto que hoy nos hace ver, en tu gota que colmó este vaso: que la vida de las mujeres no vale socialmente para nada. Que nunca ha valido nada, pero que hoy viene con especial saña. Que en el neoliberalismo y la globalización corporativa de los poderes fácticos, solamente vale lo que se compre y se venda…Y las mujeres somos el botín más barato, más desechable y el más masivo que socialmente ha sido creado.

Y que la justicia también se compra y se vende. Y es bien barata cuando se trata de las m frente a las mujeres. El sistema jurídico y los paradigmas de operadores y operadoras

también las tienen contabilizadas con cero ganancia. Y si eso se les olvida o se salen del redil, ya saben lo que les toca.

Marisela, esperabas la pesadilla para que el sueño borrara lo que diariamente te presentaba la vida. Querías soñarlo para que se quedara sólo en los imaginarios agresores,

sin que tenga cabida en la vida.

¿Cómo interpelar al estado, pero también a toda la sociedad cuando pasan estas cosas? ¿Cómo involucrar a nuestras comunidades, los medios, maridos, amigos, familiares? Con estrategias tan desarrolladas como las que diseñamos frente a los órganos del estado

Te prometo, Marisela, que mi homenaje a tí, tu hija Rubi y tantas otras hoy, además de actuar, es revisar profundamente qué es lo que estamos haciendo y qué es lo que queremos.

Marisela, esperabas la pesadilla para que el sueño borrara lo que diariamente te presentaba la vida. Tu sueño fue claro, ese es tu legado y aquí estamos  para buscar el sueño que te negaron.