11 de setiembre del 2012
Nathalia Rojas Zúñiga/Radio Internacional Feminista
Las mujeres latinoamericanas que sufren violencia aún se mantienen en silencio o desisten de continuar con las denuncias, debido a que el sistema judicial no les da el apoyo necesario o las revictimiza.
En entrevista con RIF, expertas de ONU-MUJERES detallaron cuáles son los principales obstáculos que se topan las víctimas de violencia, luego de presentar sus ponencias en el panel “Un desafío de la Justicia del Siglo XXI: El fin de la impunidad de los delitos de violencia contra las mujeres” , el cual fue auspiciado por la Campaña “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres”
El principal temor de las mujeres víctimas radica en lo que les puede suceder si denuncian. Gasman criticó que los operadores de justicia demuestran sus prejuicios y misoginia cuando tratan a las mujeres, por lo que muchas deciden no acudir a las autoridades, porque acaban siendo expuestas por un sistema que no les cree.
“(Ellas) piensan que el sistema de justicia no les va a responder por esos prejuicios, esa idea de culpabilizarlas por lo que les pasa, por los roles tradicionales y falta de entendimiento de qué es la violencia contra las mujeres”.
La representante reconoció que hay avances, pues ahora es un tema que está en la agenda pública y las propias mujeres identifican y saben que la violencia no es natural. En ese sentido, la campaña “Únete para poner fin a la violencia contra las
mujeres” es uno de los éxitos del movimiento feminista, expresó. Fue el mismo secretario general de la Organización de las Naciones Unidas Ban Ki-moon que la impulsó; por tal motivo, todas las agencias de esta entidad deben responder a esta.
Por otra parte, Teresa Zapeta, coordinadora subregional del programa de Mujeres indígenas de ONU-MUJERES, comentó que las limitaciones en el acceso a la justicia se incrementan si se trata de grupos vulnerables. Las mujeres indígenas sufren una doble discriminación, por su condición de género y su origen étnico, y los patrones culturales pesan a sobremanera en estas circunstancias.
El idioma es otra barrera, ya que los funcionarios no hablan su lengua materna, lo que dificulta resolver su problema. La lejanía de las comunidades indígenas y la dependencia económica de las mujeres agravan sus situaciones de violencia.
Zapeta considera fundamental que los estados revisen los marcos nacionales e internacionales, con el fin de que se avance en el acceso a la justicia, principalmente para las mujeres en condiciones de mayor vulnerabilidad. De seguido, convertir esos marcos en políticas públicas y acciones afirmativas es una estrategia para generar más equidad y oportunidades, y que estas mujeres sean capaces de salir de esos ambientes violentos.